Sin Redundar – Carlos Avendaño

Mientras Sinaloa se desangra, los “morenistas” protegen su pellejo. Sinaloa arde, pero Rubén Rocha Moya y los morenistas no les importa ni un carajo. Mientras las balas silban, los cuerpos se apilan y el miedo paraliza comunidades enteras, el gobernador y los morenistas, están ocupados en algo mucho más urgente: asegurar su futuro político y blindarse de lo que viene. Nueve meses de violencia ininterrumpida, masacres, desapariciones, cuerpos enterrados en fosas clandestinas… y ni una sola acción de fondo. ¿En dónde está el gobierno? Donde siempre ha estado: escondido, mudo, cobarde y arrodillado ante el crimen organizado. Pero no es la tragedia la que los desvela. Lo que realmente les quita el sueño a Rocha Moya y los morenistas, es llegar a perder el poder. Perder el control. Perder la posibilidad de seguir saqueando desde la comodidad del cargo. Su pavor no es el dolor del pueblo sinaloense, sino que alguien de los de la oposición llegue y les destape todo el cochinero que tienen. Porque ni entre ellos mismos se soportan. Cada día se lanzan golpes bajos, se filtran expedientes, se exhiben sus miserias. Son una jauría de ambiciosos sin escrúpulos, que simulan ser servidores públicos mientras se despedazan por las candidaturas. La “esperanza” que prometieron se volvió una broma de mal gusto. El “cambio verdadero” fue el fraude más descarado de nuestra era. Y lo peor: no hay a quién voltear a ver. La clase política morenista en Sinaloa es un circo de traidores, ineptos, oportunistas y vividores del erario. Mientras tanto, el estado es rehén de una guerra entre los Mayitos y los Chapitos, mientras otra guerra, más sucia y cobarde, la libran los morenistas entre ellos mismos, por las sobras del poder. Sinaloa no tiene gobierno. Tiene una red de intereses podridos que nos están llevando al abismo. Y al centro de esta descomposición está nada más y nada menos que el morenista más priísta: Rubén Rocha Moya, el hombre que pasará a la historia no por gobernar, sino por dejar que se hunda el estado en su momento más oscuro…

Gloria Himelda Félix Niebla: la camaleónica del poder. La ambiciosa ex diputada Gloria Himelda Félix Niebla, hoy flamante secretaria de Educación Pública y Cultura en Sinaloa (SEPyC), no le rinde cuentas a nadie. Ni a Dios ni al diablo. Ni mucho menos al pueblo. Se comporta como si las instituciones públicas fueran herencia de familia o de franquicias personales, en donde manda sola, decide sola y actúa sola, sin rendición de cuentas, sin contrapesos, sinvergüenza. ¿Quién le otorgó ese poder absoluto? ¿MORENA? ¿El gobernador Rocha Moya? ¿O sus múltiples lealtades compradas? Cada paso que da está fríamente calculado, no para mejorar la educación, ni para beneficiar a Sinaloa, sino para mantenerse viva en la jugada del poder, como lo ha hecho siempre: vendiendo su lealtad al mejor postor. Porqué principios y valores, Gloria Himelda los dobla, los ignora y los entierra cuando no le convienen. Un día se dice progresista y al otro se pinta de conservadora. Un día fue priista de hueso colorado, y al siguiente, se puso la camiseta guinda de MORENA con total desfachatez. La lealtad no es un valor para ella, es una mercancía. Mentirosa, traidora, oportunista, y aunque no tenemos pruebas directas para llamarla ratera, sí tenemos sospechas suficientes como para no confiarle ni un lápiz. Lo anterior lo digo con referencia al no mentir, no robar y no traicionar, que tanto pregonaba AMLO. El problema no es que haya traicionado al PRI. El verdadero crimen es que MORENA le abrió las puertas de par en par, sabiendo perfectamente quién es. ¿Debe seguir en el poder? ¿Cuánto tiempo más vamos a soportar esta simulación? Lo que sí nos queda claro es que la educación en Sinaloa está en manos de alguien que cambia de cara como cambiar de discurso. Una servidora pública que no sirve al pueblo, sino a sí misma. Y eso, en una tierra como Sinaloa que clama por justicia, educación real y decencia, es simplemente inadmisible…

¿Con qué cara, Imelda Castro, te quieres postular para gobernadora de Sinaloa? La senadora Imelda Castro anda diciendo que “gobernar un estado no es un día de campo”, como si eso le diera algún mérito o autoridad moral para aspirar a la gubernatura de Sinaloa. ¿Cuarenta años de carrera política? ¿Y? ¿Dónde está su legado? ¿Qué ha hecho realmente por Sinaloa? Como diputada, como senadora, como operadora del sistema… ¿Qué ha cambiado gracias a ella? Pura pose, puro discurso hueco. Ahora dice que “el pueblo decidirá” a través de las “encuestas” de MORENA, esas mismas que nadie ve, que nadie conoce, y cuyas cifras se cocinan en lo oscurito con el visto bueno desde Palacio Nacional. Imelda ya está en campaña, aunque lo niegue. Anda de gira por Sinaloa, no para rendir cuentas -como dice- sino para promover su imagen, tomarse fotos con la gente y disfrazar su ambición de “compromiso con el pueblo”. Y todos sabemos que esa “rendición de cuentas” es solo una pantalla para la verdadera jugada: sentarse en la silla del poder en 2027. Lo más insultante es que pretende que nos traguemos el cuento de que es el pueblo quien se lo pide, cuando en realidad es su ego político el que la empuja. Ya no hay forma de ocultarlo. Imelda Castro quiere ser gobernadora. Pero la gran pregunta sigue en el aire y nadie le ha podido dar respuesta: ¿Con qué cara? ¿Con qué resultados? ¿Con qué autoridad? Por Dios Imeldita no la chingues…

Los productos de la canasta básica aumentaron hasta un 60%. Es muchísima la preocupación por parte de la población, debido al alza de los precios de la canasta básica, los cuales aumentaron hasta un 60% según el índice nacional de precios al consumidor (INPC) como en el caso del tomate, del frijol, del huevo y de la papa. Pero el huevo sigue aumentando de precio a pesar de contar en México con una alta producción y se siguen registrando aumentos que afectan la economía familiar. Los productos básicos se encarecen, lo que provoca que las familias cada vez más tengan que limitarse de comprar alimentos que son necesarios para una buena y sana alimentación, y tienen que sustituir por otros productos más baratos, pero que no son nada saludables. Este impacto negativo castiga a la economía local y la coloca en situación de crisis. Las tiendas de abarrotes, también enfrentan un doble reto ante las condiciones de competencia desigual entre los precios de las cadenas nacionales de autoservicio, mismas que venden los productos de la canasta básica. En fin, todo está carísimo…

Sin Redundar y diciendo las cosas tal y como son. Suyos los comentarios estimados lectores…

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